En la ganadería, el buen estado sanitario de un hato no depende solo de aplicar las vacunas correctas, también es importante considerar cómo estas se conservan y transportan durante la cadena de frío, antes de ser administradas al animal. Los medicamentos biológicos veterinarios que se exponen al calor o se congelan pierden su eficacia, y eso puede traducirse en brotes sanitarios, bajas productivas o pérdidas económicas que muchas veces se atribuyen al producto, cuando en realidad el problema está en el control de temperatura.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la temperatura ideal en cadena de frío para medicamentos veterinarios se encuentra entre +2 °C y +8 °C. Si el producto se calienta más de lo debido o, por el contrario, se congela, los componentes activos pueden degradarse o destruirse, volviendo ineficaz la aplicación.
“Una desviación de apenas unos grados, si no es detectada y corregida a tiempo, puede traducirse en la pérdida total del lote o en la administración de un producto ineficaz, con implicaciones sanitarias y económicas considerables”, advierte Carlos Infante y Loya, fundador y presidente de Kryotec, empresa especializada en soluciones para la cadena de frío.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando los medicamentos y vacunas veterinarios se colocan cerca de los acumuladores de frío o se almacenan en refrigeradores sin control de temperatura confiable. También cuando, durante el transporte, como en el traslado a granjas y ranchos, se exponen al sol, o se dejan dentro del vehículo sin supervisión térmica.
Un riesgo silencioso que cuesta dinero
La pérdida de eficacia de una vacuna o medicamento no siempre se nota de inmediato. A veces, los animales vacunados con productos mal conservados no generan la inmunidad esperada, lo que puede provocar brotes de enfermedades, menor ganancia de peso, retrasos en la producción o incrementos en los costos veterinarios.
En estos casos, el productor puede pensar que la vacuna “no funcionó”, cuando en realidad la falla ocurrió antes, al romperse la cadena de frío. Cada dosis que pierde su potencia representa dinero invertido sin resultados y, en algunos casos, la posibilidad de contagios que afectan a todo el ganado.
Por eso, Infante y Loya advierte que “cuidar la temperatura en la cadena de frío de medicamentos no es un asunto exclusivo de laboratorios o distribuidores, también es responsabilidad del productor ganadero, quien debe asegurarse de recibir los biológicos en buenas condiciones, conservarlos en refrigeración adecuada y aplicarlos dentro del rango térmico correcto”. Solo así puede garantizar que cada vacuna cumpla su propósito de proteger la salud del ganado y asegurar la rentabilidad de la producción.
Buenas prácticas para conservar biológicos veterinarios y asegurar la salud del ganado
La correcta conservación de vacunas y medicamentos biológicos en el campo es fundamental para garantizar la salud del ganado y proteger la inversión de los productores. Por eso, seguir buenas prácticas en la compra, transporte, almacenamiento y aplicación de biológicos es esencial. Con esto en mente, el especialista de Kryotec comparte algunas recomendaciones prácticas para mantener la cadena de frío y asegurar que las vacunas cumplan su función protectora.
• Verificar el origen y manejo del producto. Compre vacunas solo de distribuidores que garanticen refrigeración continua y trazabilidad.
• Usar contenedores o empaques calificados. Evite congelar las vacunas; muchas pierden eficacia con temperaturas bajo cero. Lo mejor es utilizar contenedores especialmente diseñados para mantener estable la temperatura de los medicamentos, incluso en toda la cadena de frío; y reemplace el hielo o gel según sea necesario para mantener la temperatura recomendada.
• Transportar y aplicar rápido. Durante el transporte, no deje los medicamentos veterinarios expuestos al sol o dentro de vehículos cerrados. Planifique la ruta de aplicación para reducir retrasos y asegurar que las vacunas se apliquen en condiciones óptimas.
• Monitorear la temperatura. Use registradores digitales para verificar continuamente las condiciones térmicas del producto. Además, registre y documente la temperatura en cada etapa a fin de identificar fallas en la cadena de frío y prevenir pérdidas económicas.
• Capacitar al personal. Todos los involucrados en la vacunación deben conocer los riesgos de la exposición a temperaturas incorrectas y las técnicas correctas de manejo. La capacitación debe incluir cómo almacenar, transportar y aplicar los biológicos, así como la importancia de la cadena de frío en la prevención de enfermedades.
«Mantener el control de la temperatura a lo largo de la cadena de frío de medicamentos veterinarios, desde la salida del proveedor hasta la aplicación en el campo, es absolutamente fundamental. Incluso pequeñas variaciones de temperatura pueden comprometer la eficacia de las vacunas, reduciendo la protección frente a enfermedades y poniendo en riesgo la salud del ganado. Por ello, cada etapa —almacenamiento, transporte y manejo en campo— requiere atención cuidadosa, protocolos claros y monitoreo constante, porque la salud del hato y la inversión del productor dependen de ello», enfatiza Infante y Loya.
Además de asegurar la eficacia de los medicamentos veterinarios, la conservación térmica protege tanto la inversión del productor como la salud del hato. Mantener la temperatura adecuada en cada etapa —desde la fabricación en laboratorio hasta la aplicación en el rancho— no es solo una medida de control, sino una estrategia que impacta directamente en la productividad y la rentabilidad de la ganadería.
Al garantizar que los productos lleguen en óptimas condiciones, se reducen riesgos de enfermedades, se optimiza el desempeño animal y se fortalece la confianza en las prácticas sanitarias, construyendo un sistema más seguro, eficiente y rentable para todos los actores del sector.
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Fuente: PR


