En un extenso y reflexivo artículo publicado por Elizabeth Lopatto en The Verge, se analiza «Mood Machine», el libro de Liz Pelly que profundiza en cómo Spotify ha transformado la industria musical, desde su modelo de negocio hasta el impacto en artistas y oyentes. Pelly ofrece una visión crítica de la evolución del streaming, destacando las tensiones entre arte y comercio que han moldeado la plataforma más grande del sector.
Spotify: ¿Innovación o explotación?
Según Pelly, Spotify nació como una empresa de publicidad más que como una plataforma dedicada al amor por la música. Su modelo inicial, enfocado en playlists para atraer a una audiencia masiva, cambió la dinámica de consumo musical: el oyente pasó de elegir activamente canciones o álbumes a depender de listas curadas para escuchar música de fondo.
Este cambio cultural promovió un estilo de escucha pasivo, conocido como «lean-back listening». Pelly argumenta que este modelo desvinculó al oyente de los artistas, enfocándose en playlists en lugar de carreras musicales individuales. Artistas como Billie Eilish y géneros como lofi beats se vieron moldeados por esta tendencia, que prioriza contenido «chill» e inofensivo sobre propuestas innovadoras o desafiantes.
El costo oculto de las playlists y los artistas fantasma
El libro también denuncia la dependencia de Spotify en prácticas como la creación de «artistas fantasma», quienes producen contenido encargado por la plataforma para alimentar playlists específicas a bajo costo. En 2023, según cifras obtenidas por Pelly, más de 100 playlists oficiales estaban compuestas casi en su totalidad por este tipo de música.
Además, la introducción del Discovery Mode, que permite a artistas aceptar regalías más bajas a cambio de mayor exposición, ha sido rentable para Spotify, pero explotadora para creadores independientes. Entre mayo de 2022 y mayo de 2023, esta función generó 61.4 millones de euros en beneficios brutos, pero afectó desproporcionadamente a artistas pequeños, quienes ya enfrentan dificultades para competir con los gigantes del mercado.
Fraude y desigualdad en el streaming
Pelly destaca otro problema creciente: el fraude en el streaming. Bots, click farms y tácticas como la manipulación de playlists han permitido que artistas y etiquetas inflen artificialmente los números de reproducción. Esto diluye las regalías para músicos independientes y refuerza las desigualdades en un sistema dominado por las tres grandes discográficas: Sony, Universal Music Group y Warner Music.
Aunque Spotify ha implementado políticas para combatir el fraude, como la desmonetización de pistas con menos de 1,000 reproducciones, Pelly señala que estas medidas tienden a beneficiar a las grandes etiquetas en lugar de abordar el problema estructural.
El dilema de los usuarios: ¿Arte o conveniencia?
Lopatto reflexiona sobre el enfoque del libro hacia los consumidores. «Mood Machine» destaca que Spotify es un trato excepcional para los usuarios: una suscripción mensual permite acceder a un vasto catálogo musical por menos de lo que costaba un solo CD en los años 90. Sin embargo, esta conveniencia tiene un precio, ya que el modelo de streaming ha empujado a la música hacia un estatus de mercancía, desincentivando la creación artística desafiante.
¿Qué soluciones propone Pelly?
En su capítulo final, Pelly sugiere una combinación de medidas como:
- Plataformas gestionadas por artistas o bibliotecas públicas.
- Ingreso básico universal y mejores condiciones laborales para músicos.
- Desmantelamiento de los monopolios musicales mediante acciones antimonopolio contra las grandes discográficas.
Sin embargo, Lopatto señala que estas propuestas, aunque interesantes, carecen de profundidad práctica. También critica la falta de conexión entre la problemática musical y los desafíos más amplios de la sociedad moderna, como la consolidación de poder en manos de pocas corporaciones.
Conclusión: La encrucijada del arte y el comercio
«Mood Machine» es un análisis detallado y crítico de cómo Spotify ha cambiado la música, tanto para los artistas como para los oyentes. Aunque Pelly no ofrece una solución definitiva, su trabajo resalta la tensión inherente entre el arte como expresión y el arte como producto comercial.
En palabras de Lopatto: «Es una locura pagar una suscripción barata para acceder a toda la música grabada, pero también es una locura apoyar algo que perjudica a quienes crean esa música.»
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Fuente: The Verge