El llamado Department of Government Efficiency (DOGE), una división impulsada por la administración de Donald Trump y asociada a figuras como Elon Musk, está construyendo lo que expertos consideran uno de los sistemas de vigilancia gubernamental más amplios jamás concebidos en Estados Unidos. Según una investigación exclusiva de WIRED, DOGE estaría integrando datos de múltiples agencias como el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la Administración del Seguro Social (SSA), el IRS, e incluso registros electorales estatales, para crear una base de datos centralizada orientada a rastrear inmigrantes —legales e indocumentados— en tiempo real.
Conectando sistemas: hacia un mega repositorio de datos interagenciales
A través de su trabajo en el DHS, DOGE ha comenzado a cargar masivamente información en un data lake existente del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de EE.UU. (USCIS), diseñado originalmente para almacenar documentos relacionados con solicitudes migratorias. La novedad es que ahora se están añadiendo datos sensibles de otras agencias, incluyendo información tributaria del IRS, historiales del SSA e incluso datos biométricos, creando una red de datos que permitiría no solo identificar sino también geolocalizar a inmigrantes en el país.
Este ambicioso proyecto apunta, según declaraciones públicas, a combatir la inmigración ilegal. Sin embargo, expertos legales y organizaciones defensoras de derechos civiles, como EFF y ACLU, alertan sobre un peligro inminente: el nacimiento de una infraestructura de vigilancia estatal sin precedentes, con acceso a información cruzada y propensa a errores, abusos y violaciones de privacidad.
Más que control migratorio: un rediseño total de las normas de privacidad
Desde marzo, DOGE ha logrado acceso a sistemas del USCIS y está integrando información proveniente del portal myUSCIS, que incluye todo desde solicitudes de beneficios hasta interacciones en línea de los solicitantes. También se han fusionado datos de votación de Florida y Pensilvania, lo que según activistas, podría alimentar teorías infundadas sobre el voto de inmigrantes no ciudadanos.
Aún más preocupante es la participación de la plataforma Palantir, especializada en software de vigilancia y análisis de datos. Según informes, DOGE ha iniciado sesiones de desarrollo en las oficinas de Palantir para crear una «mega API» que permita consultar datos de múltiples agencias desde una única interfaz. Esto marcaría un cambio radical en la arquitectura gubernamental de acceso a datos, que históricamente ha mantenido los sistemas fragmentados para limitar riesgos de abuso.
La visión empresarial detrás de un Estado hipertecnológico
La centralización de datos no es solo una táctica de seguridad, sino parte de una visión más amplia de “modernización gubernamental” promovida por miembros de DOGE con antecedentes empresariales, como Joe Gebbia, cofundador de Airbnb. En entrevistas recientes, Gebbia ha equiparado esta infraestructura a una “experiencia tipo Apple Store” para los servicios públicos, subrayando el enfoque corporativo que impulsa este rediseño digital del gobierno.
Además, se ha revelado que ICE ha pagado millones a Palantir para actualizar sus bases de datos de rastreo de inmigrantes, y que existen acuerdos activos con el IRS para compartir datos fiscales de más de siete millones de migrantes. La interoperabilidad entre plataformas como Palantir y Databricks, también en uso por USCIS, podría facilitar aún más el cruce de información entre agencias.
El riesgo: errores, abusos y consecuencias irreversibles
Expertos en tecnología cívica como Elizabeth Laird, del Center for Democracy and Technology, advierten que la fusión de sistemas representa un cambio “colosal” en las normas históricas de gestión de datos. Incluso un error, como un falso positivo, puede llevar a consecuencias devastadoras, incluyendo deportaciones ilegales, como ya ocurrió con el caso del salvadoreño Kilmar Abrego García en marzo.
DOGE también ha debilitado mecanismos internos de supervisión al recortar oficinas clave como la Oficina de Derechos Civiles y Libertades del DHS, lo cual deja este sistema cada vez más vulnerable al uso sin rendición de cuentas.
Conclusión: ¿el nacimiento de una distopía digital?
El megaproyecto liderado por DOGE, disfrazado de eficiencia gubernamental, está construyendo una arquitectura de vigilancia de escala masiva que va más allá del combate a la inmigración ilegal. Con el respaldo de figuras tecnológicas, el uso de software militarizado, y la concentración sin precedentes de datos interagenciales, Estados Unidos podría estar dando el primer paso hacia una panóptica digital donde cada movimiento es rastreado, almacenado y potencialmente usado con fines políticos, económicos o ideológicos.
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Fuente: WIRED