A raíz de la muerte del papa Francisco, surge inevitablemente una mirada hacia atrás: ¿cuál ha sido el verdadero impacto de los últimos papas? ¿Qué transformaciones marcaron su pontificado? Y, sobre todo, ¿quiénes fueron los más influyentes de la era moderna?
El papado ha evolucionado radicalmente desde comienzos del siglo XX, pasando de un rol espiritual casi exclusivo a convertirse en una de las instituciones más relevantes en temas políticos, sociales y éticos a nivel mundial. Aquí repasamos a los pontífices más trascendentales de los últimos 100 años y las huellas que dejaron en la historia contemporánea.
Pío XII (1939-1958): El papa en tiempos de guerra
Eugenio Pacelli, conocido como Pío XII, fue el pontífice durante la Segunda Guerra Mundial. Su figura es una de las más polémicas: mientras algunos lo consideran diplomático y protector secreto de judíos perseguidos por el nazismo, otros lo acusan de haber guardado silencio ante el Holocausto.
Durante su papado, consolidó la autoridad papal, definió el dogma de la Asunción de María y reestructuró parte de la diplomacia vaticana. Su legado sigue siendo objeto de intenso debate histórico.
Juan XXIII (1958-1963): El papa de la apertura
Angelo Giuseppe Roncalli fue un verdadero revolucionario dentro de la Iglesia. A pesar de su avanzada edad al asumir el pontificado, convocó el histórico Concilio Vaticano II, que modernizó profundamente la estructura y el lenguaje de la Iglesia.
Juan XXIII promovió el ecumenismo, la apertura al mundo contemporáneo y la defensa de la paz, en plena Guerra Fría. Fue canonizado en 2014 por su impacto pastoral y visionario.
Pablo VI (1963-1978): El papa del equilibrio
Giovanni Battista Montini continuó el Concilio Vaticano II y lo llevó a su implementación concreta. Fue un líder austero, reflexivo y diplomático. Bajo su mandato se introdujo la misa en lenguas vernáculas, se fortaleció el diálogo interreligioso y se promovió una visión más cercana del papado al mundo moderno.
Publicó la encíclica Humanae Vitae, que reafirmó la oposición al uso de anticonceptivos, generando una fuerte reacción tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Juan Pablo I (1978): El papa de los 33 días
Albino Luciani tuvo el pontificado más breve del siglo XX, pero su calidez, sonrisa y cercanía con la gente dejaron una fuerte impresión. Fue el primer papa en usar dos nombres y en rechazar el uso de la tiara papal, simbolizando una Iglesia más sencilla.
Su muerte repentina generó teorías de conspiración, aunque nunca se probó ninguna irregularidad. Hoy, es recordado como un símbolo de humildad y renovación truncada.
Juan Pablo II (1978-2005): El papa global
Karol Wojtyla, oriundo de Polonia, fue una figura monumental. Juan Pablo II fue el primer papa no italiano en más de 450 años y uno de los más carismáticos de la historia. Viajó por todo el mundo (más de 100 países), fue clave en la caída del comunismo en Europa del Este y dejó una profunda huella en millones de católicos.
Impulsó la Jornada Mundial de la Juventud, endureció posturas morales, pero también pidió perdón por los errores de la Iglesia. Su extenso pontificado de 27 años marcó a generaciones.
Benedicto XVI (2005-2013): El papa intelectual que renunció
Joseph Ratzinger fue un brillante teólogo alemán, considerado uno de los grandes intelectuales del catolicismo moderno. Su papado estuvo marcado por la defensa de la tradición, el pensamiento ortodoxo y el enfrentamiento con el secularismo.
Sin embargo, también fue el primer papa en renunciar al cargo en 600 años, una decisión histórica que abrió la puerta a un nuevo modelo de liderazgo eclesial. Su estilo reservado contrastó con su profundidad doctrinal.
Francisco (2013-2025): El papa del pueblo
El pontificado de Jorge Mario Bergoglio rompió con muchos esquemas. Fue el primer latinoamericano, el primer jesuita y el primero en elegir el nombre de Francisco, en referencia a San Francisco de Asís. Su papado se centró en la compasión, la justicia social, la ecología, la inclusión y la lucha contra la corrupción interna.
Abrió espacios a las mujeres en la Curia, permitió bendiciones a parejas del mismo sexo, denunció el abuso sexual con firmeza y buscó una Iglesia más sinodal y cercana al pueblo. Su legado es el de un reformador audaz que enfrentó fuerte resistencia interna, pero dejó una marca profunda en la Iglesia y el mundo.
Un legado compartido: de la fe al futuro
Cada uno de estos papas transformó la Iglesia a su manera. Algunos desde la doctrina, otros desde la pastoral, algunos desde la diplomacia, otros desde la espiritualidad. Pero todos enfrentaron desafíos globales y locales que exigieron respuestas más allá de la liturgia.
A medida que se acerca el próximo cónclave, el mundo católico vuelve a mirar a estos líderes como puntos de referencia para el futuro. ¿Se elegirá un papa diplomático, como Parolin? ¿Un reformista como Tagle? ¿O un perfil más tradicional? Solo el Espíritu Santo (y los cardenales) lo saben.
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Fuente: PR